Mi hijo es muy movido.

En muchas ocasiones nuestro ritmo de vida es frenético, tanto, que puede generarnos estrés y nerviosismo, el cual, sin ser conscientes de ello, podemos transmitir a nuestros hijos. Si además nuestro hijo es excesivamente movido, la paciencia se nos agota en seguida.

Vaya por delante que no existen recetas mágicas para educar a los hijos, cada uno somos de una manera diferente y a cada uno nos funciona una cosa. Los puntos que os sugiero tenéis que adaptarlos a vuestros hijos, entorno y manera de entender la educación.
Para adecuar el comportamiento de vuestro hijo a vuestras expectativas debéis tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Aceptarle tal y como es y no culpaos de su mal comportamiento. Evitar los enfrentamientos innecesarios, como padres, sabéis perfectamente cuando vuestro hijo va a estallar, es en esos momentos cuando tenéis que ser más flexibles y pacientes. Podéis distraerlo con otra actividad, proponerle alternativas a su mala conducta e ir al parque donde pueda correr y desahogarse.

2. Educar en positivo. Reforzar el proceso es más efectivo que valorar el resultado final. Evitar exigirle aquello que sabéis que no va a poder cumplir. Establecer unas expectativas realistas con respecto a vuestro hijo. Emplear el castigo lo menos posible, es más efectivo la restauración del mal, que el castigo en sí.

3. Ser muy rutinarios y organizados. Esto le dará seguridad al conocer de antemano lo que va a suceder y cómo se tiene que comportar en cada situación. Anticipaos a sus necesidades, adelantar el reloj quince minutos, así evitaréis llegar siempre tarde a los sitios, presentarle las novedades poco a poco y usar una agenda para apuntar sus actividades semanales o en una pizarra con dibujos.

4. Juego. Los niños tienen que comportarse como tal y es a través del juego como aprenden a relacionarse con el entorno. Guiar su juego para que termine uno antes de empezar el otro y potenciar juegos de movimiento y juegos más tranquilos: Leer cuentos, hacer meditación infantil, que os ayuden en las tareas del hogar, etc. Evitar los sitios muy ruidosos y con luces muy estridentes. A partir de las 8 de la tarde, nada de juegos tecnológicos, ordenadores o televisión, les dificultan llegar al estado de calma necesario para dormir.

5. Hablarle con respeto. Antes de decir algo, párate a pensar si le dirías eso mismo a tu pareja o a tus padres… La mayoría de las personas cuando se sienten atacadas, se llenan de ira y responden con malas conductas. Si el niño se siente atacado os retará y os desobedecerá todavía más.

6. Evitar las etiquetas “eres …”, “no tienes vergüenza…”, “siempre igual…”, etc. Es preferible valorar la conducta concreta y en el momento en que ocurre, que generalizar ese comportamiento a todos los ámbitos de su vida. Dejarle que explique por qué ha actuado de esa manera y a lo mejor, podréis negociar la consecuencias de ese acto.

7. Los gritos no nos llevan a ningún lado y convierten a los niños en “sordos” porque se acostumbran a ese tono de voz. Además, hay que tener en cuenta que no les ayudan a gestionar las emociones, les asustan, se alejan de vosotros cada vez más, les baja la autoestima y sienten que nunca están a la altura de vuestras expectativas.


8. Cuando notéis que vais a estallar: Parar, Respirar y Pensar. De esta manera podréis ver la situación desde lejos, evitando la toma de decisiones precipitadas, hecho que os ayudará a encontrar soluciones y no centrarse exclusivamente en el problema.

9. Mostradle vuestro cariño incondicional. Necesitan saber que siempre estaréis ahí pase lo que pase. Que sepa que le apoyáis y le valoráis, de manera que vuestro amor hacia él no está condicionado por el tipo de comportamiento. El afecto se demuestra con palabras pero también son muy importantes los gestos.

10. Tomaos algún respiro a lo largo de la jornada para cuidaros y relajaros, os encontraréis mejor y esa mejoría se verá reflejada en la relación con vuestros hijos.
Aunque, después de todo esto, lo verdaderamente importante, 
es que sois espectadores privilegiados del crecimiento y desarrollo de vuestros hijos, 
disfrutarlo al máximo y compartir la felicidad.

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